Laberintos dactilares

El libro «Laberintos dactilares», de Nicolás Reyes Morales, fue presentado en Casa Égüez Centro Cultural, el jueves 19 de octubre, comentaron el libro el escritor Edgar Allan García y la profesora Carol Murillo.
El libro «Laberintos Dactilares» es una obra en la que se combina el cuento corto y la poesía. Al interior de sus páginas, deambulan seres cotidianos que se enfrentan con un sinnúmero de artificios. Seres que caminan por rutas habituales, pero sin darse cuenta atraviesan al distrito de la locura. El texto traza un mapa inventado, un terreno repleto de utopías, miedos, amores y sacrificios. De esta forma, desde distintas narrativas, se pone en evidencia la compleja condición humana.
Nicolás Reyes Morales, nació en 1987, ecuatoriano por su familia paterna, chileno por su familia materna refugiada en el Ecuador a causa del Golpe (11. Sep.1973) y la Dictadura Militar en Chile. Ha vivido en Ecuador la mayor parte de su vida, en Chile y Argentina, de manera temporal. Graduado en Psicología (PUCE) y Especialista en Planificación y Gestión de Políticas Sociales (UBA). Sus textos se han publicado en diversos medios de comunicación impresos y virtuales. Ha obtenido premios y reconocimientos en la categoría de poesía, cuento y ensayo.
E-mail: nereyesmorales@yahoo.com
Tw: @NEREYESM
Comentario
Por: E. Poblete
Pienso honestamente que la peor manera de generar un comentario acerca de un arte nuevo, no registrado, naciente, y por decir lo menos único, que es el caso de un libro de autor específico, es que el comentarista o el “crítico” empiece a sacar comparaciones y supuestas analogías con nombres de personalidades muy importantes o sus postulados, perspectivas, anhelos… en que quizá con las mejores intenciones, el producto presentado termina ocupando un segundo plano ante tanta evidencia de la grandeza ajena. Acto de mal gusto, aunque bastante cómodo y cordial —dependiendo quien lo mire. Y bastante común en nuestro medio. Sin hablar de que el crítico —quizá inconscientemente, o a veces— se hace del papel principal en un hecho tan pequeño y desprendido como el de compartir el comentario al esfuerzo de los ingenios de alguien más: el artista.
Al realizar este comentario me baso en la proximidad con el autor y su obra, detalles de su contexto y de su historia, accesorios que facilitan una exposición. También la expectativa y el alegre resultado al permitísmeme haberlo leído, lo que más allá de este fin.
Conozco a Nicolás Reyes Morales desde cuando casi niño. No me referiría al autor de estos escritos como a un “accidente artístico” ni un “artista accidental”, puesto que proviene de una familia de artistas y estudiosos del arte. Sorprende la agilidad y la frescura con que compone sus cuentos, en los que se puede evidenciar un trabajo actual, por la rapidez con que se dejan leer, con que se desarrollan, por lo sencillo de su léxico accesible para una gran mayoría; pero esto sin quitarle mérito de genialidad, ni aun atributos complejos, por su manejo inteligente de conceptos, categorías, de lenguajes o tradiciones, lo que deja al descubierto a un buen lector.
La rapidez, esta agilidad que vuelve a este libro —especialmente en su sección de cuentos— oportuno de un tiempo en que se vuelve cada vez más difícil leer textos largos, en que la misma novela se adapta al relato, en su nombre de “novela corta”, “nouvelle”, “noveleta”… En el caso del cuento, nos referimos en varios casos a aproximaciones como “micro-cuento”, y capaz exista hasta el “cuento fugaz”. No lo sé. Es un tiempo de muchos nombres, demasiados. Con el desarrollo de vías, automotores y de las telecomunicaciones, ya no fue necesario montar varias lunas a caballo para ir a enterarnos de qué es lo que sucede en un pueblo o ciudad, ahora muy cercanos. ¡Si, bien o mal, la información de lo que sucede en China, se vuelve instantánea, por medio del Internet, chats y redes sociales! Lo que también afecta a las lecturas, a las relaciones, a los diálogos que duran demasiado. Y lo peor: a pesar de todas la reivindicaciones laborales históricas, por razones misteriosas que sólo puede el “capital”, se trabaja más, se produce más que nunca, sin que parezca siquiera que te estuvieran explotando… No es permitido, y se vuelve improbable en condiciones normales, materialmente, leer libros largos, ni escribirlos —raro será el que tenga tiempo para leértelos, a menos que su especialidad profesional sea de esta especie o si fuera uno de aquellos sujetos “no tienen nada mejor qué hacer”. Tampoco nos relacionamos, ni dialogamos, como antes se pudo, y alguien lo recordará aún y te lo comentó… si no se trata solamente de otra leyenda. El libro de Nicolás Reyes Morales se lee con claridad, agilidad, y por supuesto, entretiene.
En los escritos que componen Laberintos Dactilares, son importantes y y bien ocupadas las distintas técnicas que el autor utiliza, con destreza y astucia, arriesgándose dirían, en cuanto estas técnicas o estilos se han tenido como de difícil acceso, por riesgos de explicación y realización que no siempre salen afortunados… Pero en la literatura de Reyes Morales emprenden una aventura de la que salen airosas, victoriosas, naturales, porque transmiten lo justo que deben, lo que el lector, de buen gusto y dispuesto a entretenerse, va a lograr captar antes de apropiarse de los mismos y realizar esa segunda vida de los escritos que dejan de pertenecer a sus inventores, y que crecen y maduran, se reproducen, y que no mueren en quienes llegan a apreciarlos. Me refiero a técnicas, en cuanto lo fantástico, lo absurdo, el humor negro, y la inevitable cadencia hacia complejos psicológicos —nuestro autor es psicólogo de profesión—, como la confusión y la locura, unas veces más patológicas que otras. Estas breves historias están ambientadas en contextos de mucha actualidad, comunes a cualquier lector, a casi cualquier persona que desarrolla su vida en las urbes de cualquier lugar del mundo. La melancolía, los ideales, una crítica, a veces cruda, otras un tanto pedagógica, le dan un plus de sardónica y legítima generosidad, a mi gusto, a este libro.
En el cuento Sacrificio, juega con una sensibilidad, cierta entrega al patetismo un poco ridículo, hasta el punto de llegar a prejuzgar al autor, hasta una palabra anterior al final, y sentimos haber caído en una trampa. En No Lugar, no tiene que apuntar el lugar impreso de fabricación del nuevo globo terráqueo, para que sepamos lo que lee el pobre profesor de Geografía. En Non Dolce Vita, puede que se nos presente, por medio de la fotógrafa Victoria, una especie de destino que se le depara a quien obtiene un interés o fascinación por lo “inadecuado”, y no simplemente sentir asco o desprecio por él. En Los Bigotes de Velázquez, la maldición que una copia de LAS MENINAS realizada por segunda vez, encuentra las más terribles —aunque graciosas— consecuencias en un desatolondrado pintor. En Crimen y Castigo, lo fantástico, el humor, el absurdo y la sátira a las modas contemporáneas, a cierta sensibilidades superficiales con singulares enfoques propios de la justicia poética o romántica, nos arranca una risotada inevitable. Por hablar de unos pocos.
Libre de odios, de rencillas del ofendido orgullo, de vanidades o resentimientos gratuitos —lo que afecta y afea a varios intentos literarios, por temática y autoimpuesta limitación, más propios de controversia de redes sociales o del periódico, o Mein Kampf —, que ciertos autores no logran, al no distinguir del arte y de sus condiciones en lo cotidiano, liberado de la pomposidad léxica, de la competencia ni en sus elementos constitutivos, y del esperpento que no se logra explicar por sí mismo, erróneamente y en otros espacios, con factura de difícil pero genial, por incomprensible. Los Cuentos Automédicados de Nicolás Reyes Morales, llegarán sin obstáculos a captar la atención e interés del lector de toda condición, de principio a fin.
A raíz de esto, y en lo que no me extenderé para no obstruir la curiosidad y criterio del lector, se presenta en el mismo libro la experiencia poética de Reyes Morales, Los Poemas del Enemigo, en que es innegable un trabajo en las ideas, imágenes y de la palabra —hago distinción, en cuanto he leído libros que no lo tienen, o muy pobremente—, pero con un aire remoto, melancólico, con algo de siniestro, algo más acentuado que en el trabajo con los misterios de ciertos cuentos: Las Aceras Rotas, será lo más relativo, aunque en su género específico: el cuento de terror.
En su Carta Suicida, poema XV y último de Los Poemas del Enemigo, con la inteligencia de composición que se observa desde el principio del libro, se empata en un solo cuerpo este conjunto artístico, de cuentos y poesías, con el recurso de la frase:
«El ahorcado con tus huellas empañadas
como indicios de laberintos dactilares».
Es un recurso ingenioso, que recuerda al lector que se encuentra ante una trabajo en serie, un conjunto, un solo cuerpo afín.
Me queda por hacer un comentario acerca del tercer segmento de los Laberintos de Nicolás Reyes Morales, en que se sienten características más íntimas —como si las otras no lo fueran de por sí, también en arte—, sensaciones personales, de profunda conmoción frente a la catástrofe natural, enfrentando la desgracia humana, el abrazo de amantes en el sorpresivo nicho mortuorio, el llanto de los huérfanos, y un inminente resurgimiento, entre alegorías a la tierra y a la mar, que son, tanto promotoras de la caída, como los elementos encomendados a propiciar las nuevas esperanzas, la abundancia, el futuro de esa gente, creando una especial e inexorable necesidad de comunión.
Nicolás Reyes Morales, ya autor publicado, solamente llega en el momento que se le presenta propicio, —sin la necesidad de pertenencia o membrecía a cofradías, ni clubes, ni algo por el estilo— a un lugar, espacio o materia hermana con que ha llegado a un pacto o con que revierte una promesa rota, y al fin se aproximan, mutuamente, con el arte.
Entrevista en Ecuador Inmediato Radio
Obra literaria ‘Laberintos Dactilares’ busca romper tabú de la literatura como algo aburrido
«Busco hacer unas rupturas en el lenguaje, incursionar en el humor ácido, la ruptura con la cotidianidad», afirmó Nicolás Reyes
Nicolás Reyes Morales, presentará su libro ‘Laberintos Dactilares’, el 19 de octubre en el Centro Cultural ‘Casa Égüez’, este se convierte en su primera experiencia como escritor de literatura, en la cual busca infundir este tipo de arte en el país. Asimismo, explicó que esta obra está compuesta de cuentos cortos y poesía, que han tomado mucho trabajo y serán publicados gracias a la ayuda de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Reyes Morales subraya que desde temprana edad despertó interés por la lectura y la literatura, esta relación le ha permitido consolidarse como escritor: “La relación con la literatura es una relación que la tengo desde niño, me gustaba mucho leer y mi padre tenía la mitad de la casa invadida de libros, tuve una relación muy cercana con los libros”.
El escritor explica que este libro es sumamente íntimo y su afán es realizar varios aportes a la cultura, por esto lo ha dividido en dos partes: la primera con cuentos cortos y relatos breves que hacen alusión a la literatura fantástica, mientras que en la segunda mitad se puede apreciar poesía, que aborda la misma trama de conjugar silencio y literatura, con el fin de encontrar el equilibrio perfecto.
El artista también señala que el objetivo de la obra es romper el tabú de la literatura como algo aburrido y lo que busca es consolidarla como un medio de comunicación para transmitir sentimientos y emociones, asimismo incorporar nuevas figuras que logren dar una nueva experiencia al lector: “Justamente lo que busco en la literatura es cortar esa figura del escritor como alguien serio, busco hacer unas rupturas en el lenguaje, incursionar en el humor ácido, la ruptura con la cotidianidad”.
Al ser cuestionado sobre la incursión en el relato corto, Reyes Morales explica que se inclinó por esta forma de expresión debido a que su estilo es muy directo, él busca ir directo al punto y condensar en pocas palabras lo que el autor quiere transmitir: “En los relatos hay veces que es mejor ir al punto, quitar el ripio que hay alrededor, es igual que los haikus orientales te dicen que en pocas palabras puedes condensar el mundo, a veces no necesitas escribir grandes relatos o narrativas, debes ir a la esencia”.
Sobre la influencia artística que tuvo el autor de esta obra comenta que se basa mucho en la referencia del boom latinoamericano y autores como Borges o Cortázar, que tiene muchos relatos cortos, en donde cinco o seis líneas logran impactar a los lectores, ya que ellos entienden que el silencio también dice mucho, que a veces no es necesario llenarse de letras para transmitir varias sus emociones: “El sujeto está estructurado de palabras, las palabras están estructuradas de silencios, la palabra llena un espacio, pero el silencio siempre está en relación con la poseía, el relato y la comunicación, por eso se debe buscar un equilibrio entre la palabra y el silencio”.
Por otra parte el escritor comentó que no se rige a modelos antiguos para la creación de sus obras, ya que prefiere trabajar con espontaneidad ya que no posee un sistematicidad en la escritura: “Escribo cuando tengo la necesidad de hacerlo, muchos de estos cuentos los escribí viajando, unos los escribí en Argentina, en Chile, en Italia, en Ecuador”.
Asimismo comentó que en esta publicación no se encuentran todos los relatos que escribió, ya que después de un arduo trabajo logró depurar su obra y eliminar varios relatos para quedarse con el sumo o la esencia en su obra, que busca llevar al lector al corazón de la literatura, por eso hace hincapié a que la edición y revisión de estos textos pueden tomar muchos meses e incluso hasta años.
El literato manifestó que esta es su primera obra dentro de este marco y la realizó gracias al apoyo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, además forma parte de la colección ‘Casa Nueva’ que busca fomentar a nuevos autores, autores que publican por primera vez, ya que considera muy importante que las personas incursionen en la cultura, porque el promedio de lectura en el país es de apenas medio libro por año.
Para concluir su intervención, Nicolás Reyes Morales, extendió la invitación para que las personas puedan acompañarlo en el lanzamiento oficial de este libro, que lo realizará el próximo jueves 19 de octubre, a las 18h30, en el Centro Cultural ‘Casa Égüez’, que está ubicado frente al colegio Simón Bolívar, en las calles Juan Larrea N16 y Río de Janeiro.
(PF)

