La crisis y el coronavirus nos han llevado a adoptar como extraordinarios algunos comportamientos que deberían de ser normales: que los buses lleven solo pasajeros sentados, que nos lavemos las manos frecuentemente, que tosamos y estornudemos sobre un pañuelo y no sobre el prójimo, que no botemos basura ni desperdicios a la calle ni a las veredas, que recojamos los fecales de las mascotas, en fin, que disfrutemos del hogar y la familia, que veamos buenas películas y leamos buenos libros. El confinamiento puede llegar a ser molestoso, pero es un sacrificio menor frente a la conservación de la vida, como decía una amiga cuarentona en cuarentena: Es preferible confinado, que con finado.
La lectura es un ocio fecundo, es una forma de entendimiento social y una íntima batalla, sirve para aprender conocimientos y compartir el mundo, para saber más de los otros y de uno mismo.
Ofrecemos de manera gratuita el acceso a títulos que levantan el ánimo, fortalecen la perseverancia y pueden ser leídos en casa de manera virtual. Son libros breves, llenos de imaginación y vida.
Al mal tiempo buena cara.
«Metamorfosis de la lectura, de Román Gubern
Este ensayo se adentra en algunas cuestiones nucleares de nuestra cultura. El ser humano es el único ser vivo que ha sido capaz de desarrollar un lenguaje verbal articulado. Y más tarde fue capaz de fijar este pensamiento mediante la escritura, desde la piedra hasta llegar a las computadoras. En esta prolongada evolución, también algunos usos sociales de los textos escritos, que al principio constituían privilegio exclusivo de una casta dominante, se han ido transformando a lo largo de los años. «Metamorfosis de la lectura» da cuenta de la significación histórica, social y cultural de esta evolución textual, técnica e intelectual a la vez, incidiendo en el actual debate acerca de las nuevas tecnologías electrónicas, que algunos perciben como una amenaza y otros suponen un disfrute y una liberación a la vez de unos objetos físicos perecederos y de las arcaicas bibliotecas que losalmacenaban.
Oliver Twist, de Charles Dickens
Un libro para leerlo en familia, es el clásico de Charles Dickens, Oliverio Twist, con ilustraciones full color, de Pavel Égüez.
El legado del tigre, de Vladimiro Rivas Iturralde
En esta obra el lector pasará de la ternura al dolor, atravesando todo el campo de matices que implica la pérdida de la inocencia, en medio de la conflictividad social de la segunda mitad del siglo pasado. El conflicto político y la represión militar correspondiente no son solo una representación del clima social de la época, sino que hablan de un proyecto de país en construcción que llega a un momento inestable, convulso, lleno de violencia; la identidad nacional sería tan frágil —tan huérfana— como esas entidades individuales de los protagonistas. El libro será presentado en su versión impresa en la Feria de Guayaquil.
Ajedrez, de Humberto Salvador
Humberto Salvador Guerra (Guayaquil, 25 de diciembre de 1909 – Ibídem, 17 de enero de 1982) fue un escritor, abogado y psicoanalista ecuatoriano.
La etapa vanguardista de Salvador inicia en 1929 con la publicación del libro de cuentos Ajedrez. Los relatos del libro están influenciados por las teorías freudianas y retratan una serie de personajes con obsesiones psiquiátricas y sexuales. Entre los cuentos del libro destaca La navaja, con el que Salvador ganó premios en Colombia y Argentina.
Cuentos, de Rubem Fonseca
Rubem Fonseca es autor de inolvidables cuentos y novelas, escribió teatro y guiones cinematográficos. Veló por la formación de jóvenes cineastas a través de talleres y escuelas que él sostenía. Como la mayoría de brasileños era una persona cálida, muy amigable, nada presuntuosa a pesar de la fama que le rodeaba. Sus cuentos urbanos y su novela “El gran arte”, son pasto de los jóvenes escritores en el mundo. Su novela “Agosto” es perseguida por los políticos interesados en desentrañar los intríngulis del Poder.
Lea también el artículo que en homenaje al autor se encuentra publicado en la Revista Rocinante # 140.
Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda
Antonio José Bolívar es un hombre de sesenta años que vive en la Amazonia, un territorio al que se ha adaptado muy bien, pues aprendió a leer en ese hábitat, así como aprendió a convivir con los nativos. Pero también lee algo más: novelas de amor. Solo que mientras disfruta de su pasatiempo, también debe enfrentar los embates de la selva, que son también los de la vida.
Disfrute también de los artículos que en homenaje al autor se publicaron tanto en la Revista Babieca #52 como en la Revista Rocinante # 139.
DÍA DEL LIBRO 2020
LAS (IN) FIDELIDADES BAJO LLAVE
La relación de pareja, en noviazgo o matrimonio (puertas afuera o adentro, con hijos o sin), construye y deconstruye una cotidianidad donde el amor vive, desvive, pervive, sobrevive, muere o desmuere. Eso que puede ser lo normal de una relación se magnifica y contrae en el confinamiento involuntario de la pareja.
Parecería que todo está bajo control y los sentimientos guardados bajo llave, pero la reclusión exacerba ese transcurso. Entonces hay otro alcance de la expresión “bajo llave” y es la acepción de secreto, la interioridad de las personas. Seda, la hermosa y famosa novela de Alessandro Barico ¿es una historia sobre la fidelidad o la infidelidad? Solo cada lector lo sabrá. Por eso poner el in entre paréntesis recalca lo polisémico de toda lectura.
Pero hay un momento inicial de la infidelidad en que, como todo secreto, se larva bajo llave: el preciso instante en que una mujer decide que le será infiel a su marido. La causa de esa decisión, o su excusa, son parte de la confesión de una mujer que recuerda los extraños sucesos de su juventud. Eso relata el celebrado escritor francés Guy de Maupassant en Confesiones de una mujer. Y también lo detalla la inolvidable novela de Stefan Zweig, Veinticuatro horas en la vida de una mujer, ambas obras aparecen gratuitamente en la serie “Lecturas para la Cuarentena” de la Campaña de lectura Eugenio Espejo.
A manera de comentario
Los comentarios de los críticos difieren con respecto a El viejo y el mar, que se aparta del estilo de las primeras novelas de Hemingway. Dentro de esa miniatura perfectamente construida se encuentran muchos de los temas que preocuparan a Hemingway como escritor y como hombre. La rutina diaria de un pueblo cubano de pescadores es evocada en las primeras páginas del libro con una economía del lenguaje característica. La desnuda existencia del pescador Santiago está narrada con un estilo austero y elemental que es tan elocuentemente desdeñoso como el encogimiento de hombros del viejo. Con la edad y con la suerte en su contra, Santiago sabe que debe de remar «más lejos que los otros», lejos de la tierra, hasta las aguas profundas de la corriente del Golfo. Queda por interpretar una última tragedia, en un vacío ruedo de mar y cielo.
A manera de comentario
—¿Hasta qué punto puede hablarse en su literatura de que lo biográfico es lo que «gatilla» lo artístico?
—Toda mi literatura ha crecido biológicamente. A medida que va cambiando el cuerpo, van cambiando también las esferas de la realidad que se atraen, de modo que lo biográfico está sumido uy fuertemente: Del joven adolescente al joven que se interesa por los procesos sociales, de este, al hombre ya sin pelo (se palpa la cabeza) que vivía en Europa.
—Y esos despidos capilares ¿a qué van equivaliendo exactamente en su literatura?
—Bueno, van equivaliendo a distintas etapas. Primero a la de las cuentos de El entusiasmo, y Desnudo en el tejado. Ahí el protagonista es un hombre joven que maravillado ante el espctáculo del universo, ante la fugacidad y fragilidad el mundo, enfrenta la desesperación con una fantasía desorbitada.